Vivimos demasiado en el ayer y nos tropezamos sin querer con el mañana. Mientras, y por el camino, nos vamos olvidando de lo importante que es vivir hoy. Hoy, de ahora, de ya. Que mañana ya es tarde para retroceder y muy pronto para querer correr en el tiempo…
El pasado no vuelve por mucho que lo quieras recordar. Que los remordimientos no tienen que cesar, que lo que tienes que hacer es olvidar y seguir. Que de los golpes de hoy y los errores de mañana acabas aprendiendo a respirar hondo y seguir, y hay que ver lo jodidamente importante que es eso.
Que si nunca has caído es que probablemente no estés en movimiento, y eso si que acaba matando hasta las ganas de soñar. Que lo dejes. Que ya está. Que el pasado no cambia…
Y no. El futuro no se predice. No se intuye, y ni siquiera lo puedes llegar a imaginar, aunque por tu cabeza ya han pasado más guiones de películas mentales que en todos los premios Goya.
Que soñar es gratis, y necesario pero queda muy lejos de jugar a predecir un futuro que estas desperdiciando en el mismo presente…
Que la vida es hoy. Que sin decidir hoy, el mañana se queda vació. Que si te borras hoy porque piensas que mañana será mejor, estas jodido.
Que te dejes de jugar a ser dios y querer que todo sea perfecto. Que la perfección es ciencia ficción y que te lo voy a decir muy claro;
«Lo tienes que hacer es sentir hoy, para seguir vivo mañana.»