Me estoy acostumbrando a perderme contigo en cualquier lugar. Estoy acostumbrando a ver tus ojos con cada despertar y a desayunarnos a besos todas las mañanas.
Me he acostumbrando tanto, que a cualquier sitio contigo lo acabo llamando hogar. Pensé, antes de que me sonrieras por primera vez, que hogar es aquel sitio donde perteneces, lo que no sabía era que el verdadero hogar es aquella persona que te hace sentir en cualquier lugar.
Tú, que me haces sentir cómodo en cualquier rincón. Que me haces ver las estrellas desde cualquier cama y tus ojos me dan los mejores amaneceres. Que me haces sentir seguro cuando me desvelan los fantasmas de mi mente. Es abrir mis ojos, verte en mi cama y poder volver a soñar.
[adinserter block=»2″]
Tú, que desde que llegaste no haces más que darme esos abrazos que llevan la calidez que da un buen hogar. Esos abrazos donde nos besamos el alma. Es verte y empezar a sonreír. Es como entrar en casa cuando llevas mucho tiempo sin volver. Tú, que me haces sentir sin tocarme y reír sin parar…
Que no se qué es para los demás un hogar, pero para mí el mejor es tenerte entre los brazos. No hay lugar mejor para no querer irme nunca. Que cuando te vas me quedo sin alma, como si fuese un hombre sin hogar. Incluso mi cama me parece fría cuando no estas…
Y es que desde que estás tú conmigo, a cualquier lugar le acabo llamando casa. Hay lugares para perderse y gente como tú para perderse en cualquier rincón y yo soy muy de querer llevarte al infinito de la mano.
Ojalá siempre seas tú mi hogar porque dicen que uno está feliz en su casa y yo soy feliz cuando estoy contigo. Y es que…
Para mi, hogar…
Eres tú.