Para ti, que estás postrado en una cama desde hace días, que no sabes cómo ha pasado, pero respirar se ha vuelto, de repente más difícil de lo que debería. Tú, que estás encerrado sin quererlo y pasando una cuarentena que no agota los días pero si una mente cansada de huir del miedo.

Tú, que estás más que centrado en recuperar todo el aire que llevan tus pulmones, metido en una sala que además de vacía no da la sensación de calor que debería.

Sombría, fría, sin luz, aunque cada persona que controla que tú ritmo siga adelante para ganar esta batalla, se empeñe en llevarte el sol en sus ojos con cada visita, cada día. Además de esa sonrisa que sin hablar te acaba diciendo todo lo que necesitas;

Tranquil@ todo va a salir bien.

A tí, que probablemente no sepas que desde cada ventana de España hemos creado algo que no existía, que hacía tiempo que no se veía. Hemos creado Unión y fuerza a partes iguales.

Hemos olvidado los colores y nos hemos empapado de empatía. Por ti, por vosotros, y por todos los que os dan cada día la posibilidad de volver a casa cuanto antes…

Supongo, que es difícil, que es jodido. Que la soledad es dura y que las horas más que minutos parecen años. Pero déjame decirte algo…

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Aún no te he visto, jamás, bajar los brazos. No te he visto nunca la mirada perdida, ni te he visto, ni te veré, buscando un consuelo para dejar que el agotamiento o el miedo te consuma.

Te has montado en esa ruleta rusa de emociones que no te deja dormir, ni descansar tranquil@. Stop. Para. Reinicia… 

Respira hondo y vuelve que te queda mucho por caminar. Que no te engañe la mente, esto no es más que un bache en el camino y has pasado por batallas peores de las que has salido ileso. Has ganado guerras que no tenías pensado luchar y esta no es más que otra de esas batallas injustas que toca ganar.

Que tienes el virus agarrado por los cuernos desde que has vuelto a sonreir. Cada día se va más lejos desde que sabe que has vuelto a confiar en ti. Le dejas hundido desde que sabe que le has perdido el miedo y le miras a los ojos con ganas de jugar. Que ya está, que has pasado lo peor.

Ahora simplemente toca volver con los tuyos y disfrutar, quizás más de lo que lo hacíamos antes, de todas esas pequeñas cosas que nos dan felicidad.

Y recuerda, los días que te falten las fuerzas, simplemente acércate a la ventana. Que desde aquí haremos los cristales latir por ti a base de palmadas. 

Ánimo. Esto ya está llegando a su final.

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