Tienes que pasar página. Es lo que se suele decir. El típico consejo que tiene mucho de verdad, que yo no lo niego, pero…
¿Cuántas páginas tengo que pasar? Porque en el cajón del olvido tengo libros llenos de paginas que tuve que arrancar para no seguir leyendo una historia que siempre tiene el mismo final.
Tú arrancándome el corazón y yo arrancándote del libro de mi vida.
Que ya no se por donde empezar, que las páginas en blanco son historias por rellenar.
A este paso de amor inútil nos vamos a cargar el medio ambiente de tanto arrancar páginas que no reciclamos nunca. El único «miedo» en el ambiente que tenemos es no encontrar más páginas donde intercambiar te quieros al oído.
Que los mejores versos los decíamos en la misma cama y no salían en ningún libro.
No eran ninguna metáfora, que la única rima que nos gustaba era juntar tus labios con los míos. Y ahora, estamos jodiendo el tiempo que nos queda con tanto cambio climático.
Un día fuimos la consecuencia del calentamiento global y ahora no somos más que ese iceberg en el medio del deshielo…
Que tanto pasar páginas nos está jodiendo la capa de ozono de los corazones.
Debemos tomar medidas preventivas, que lo más fácil es dejarnos de querer protagonizar historias con final feliz y hacer que la felicidad nunca llegue al final.
Seguir contando bajo la lluvia, aunque sepamos que a veces bailaremos sobre la lluvia ácida de la vida, y que eso nos de igual. Que yo no creo en pasar páginas…
Pasar páginas es cosa de gente que le gusta leer novelas y crear historias , y yo soy más de leerte los labios a besos y escribir palabras en tu espalada.
Que es la única historia que no tiene paginas para poder arrancar…