Así lo has decidido tú. Me dejas pasar por motivos que ni tú quieres llegar a entender.
Te vas creyendo que podrás encontrar en los demás lo que sólo veías en mí, porque te parecían pequeños detalles sin importancia que puede hacer cualquiera, lastima que cualquiera no tenga la misma suerte y las mismas ganas…
Que añoras las cosas que solo yo sabía entender de ti. Te veía más regalo que simple envoltorio. Te tenía más valor fuera de la cama que te tienen muchos dentro de ella.
Que no me vas a encontrar en nadie. Que te quede claro que figuras repetidas no completan ningún álbum. No es lo mismo cometer errores que ser el error una y otra vez…
No me vas a encontrar en nadie. Que dejes de buscar ya. Soy el único que conoce todas tus manías. Que conozco todos los tonos que tienen tus besos según el día. Que besas mucho para decir muy poco.
Tienes alma de buscavidas y ojos de pirata en busca de otro tesoro más que tachar en tu lista de deseos. Nunca has dicho te quiero como me lo decías a mí por mucho que te empeñes en fingir orgasmo en otra cama…
Te asusto, mucho, que fuera capaz de descifrar el patrón para meterme en tu mente y no querer meterme en tú cama. Y comenzaste a llevarme por un laberinto para perderme por el camino, te podía el miedo, y al final lo único que conseguiste es que me perdiera más en tus ojos.
Que debe ser jodido hacer lo posible por no querer más y acabar complicándote la vida por tan poca cosa como un par de abrazos antes de dormir…
Amanecerás con la sensación de que sin mi estas mejor.
Que yo era ese pequeño lastre que llevabas en la popa de un barco que iba a la deriva pero en realidad hoy, sin mi, tu barco no hace más que zozobrar de bar en bar en busca de cariño del barato.
No me busques en nadie y no tengas el valor de volver a buscarme que yo me he cansado de ser siempre tu bote salvavidas.
Que no me busques en nadie.
Que yo ni siquiera lo intento.