Que uno es héroe y aún ni lo sabe. Tú, que eres el rey de tu propia vida.

El dueño y señor de todos los pasos que te apetezca dar y de los mismos bandazos que tengas el valor de asumir.

Que los héroes no son solo los que ganan guerras sino también los que vuelven de ellas, y nosotros ya hemos vuelto de muchas guerras en las que nos partieron el corazón a golpe de bayoneta, gente de sangre caliente y una mente muy fría.

Que hemos vuelto y volveremos. Que uno no deja de sentir por cuatro arañazos de quien quiso ser zorra astuta pintada de lindo gatito.

La cosa no va sola de zorras astuta, que también hay mucho buitre carroñero con forma de paloma de la paz. Que uno acaba siendo héroe cuando ya sabe reconocer en la distancia las guerras que merecen la pena luchar, que cada día son menos…

Que ya no merece la pena llevar escudo porque en muchas de las puñaladas llegan por la espalda. Demasiado riesgo para, en muchos casos, muy poco premio.

Que no merece la pena sufrir por cuatro polvos de aquí te pillo aquí te mato, que al final en esa guerra sin fin nos acabamos jodiendo la vida.

Que des los pasos que necesites dar, que te pegues las ostias que crees que no deberías dar, que asumas riegos para saborear las grandes victorias y aprendas también a saborear las pequeñas derrotas…

Que sigas siendo protagonista de tú película. La tuya. Que muchos héroes no llevan capa, simplemente se levantan por las mañanas con ganas de jugarse la vida a golpe de sentimiento.

Que hay besos que aun recuerdo como si fuera una bala entre las cejas. Que no hay poder más grande ni acto de tanto valor que decidir que hacer con tú propia vida.

Que somos héroes de nuestro propio destino. Hoy, mañana y siempre…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *