Cuenta las veces que has fracasado y repite conmigo; aún me quedan muchos más. Fracasar que siempre es un antónimo de felicidad y un sinónimo de estar perdido.

Sin tener en cuenta que el diccionario no tiene ni puta idea de lo que es para cada uno, fracasar…

Qué la gente solo quiere éxito, que parece la poción mágica de la felicidad de la que todos quieren beber. Que el fracaso es un mal común que muchos apuestan por ocultar.

Que se creen que el éxito llega de la nada o en el primer intento de algo….

Que con el amor te va a pasar igual, aunque existe mucho profeta que pretende dar clase de seducir. Se creen que el arma de destrucción masiva es un físico, y de repente se ven en una conversación que no son capaces de seguir.

Destrucción, en este caso, destrucción «más iva» porque el precio de la estupidez crece por momentos…

Pero volvamos a esa palabra que nos tiene tan condicionados, que nos entra temor solo de escucharla y que nos limita cada un poco más. Fracaso, o lo que sólo es, el cúmulo de una secuencia de errores. Y ¿cual es el problema?

¿Acaso el éxito se consigue sin marcar ninguna «X» en la casilla de error? Que la gente fracasada es la única que al final tendrá éxito, de verdad, del que no necesita que nadie se lo reconozca.

Que asumas que cada fracaso es un paso más en la secuencia que da la felicidad…

Que se puede vivir en el fracaso y ser jodidamente feliz porque ser fiel a uno mismo es uno de los mayores éxitos que podrás tener en tu puta vida…

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