Comencemos el cuento de hadas por el final. Con una moraleja nada más empezar. Que hay apariencias que engañan y besos que cuentan mentiras con la boca…

Que los príncipes azules también destiñen, que no viven en ningún castillo que tú no les quieras construir. Que te venden el cuento donde tú no eres, ni serás, nunca su única protagonista. Que se visten de traje para aparentar lo que no son.

Te prometen amor eterno que no dura más que lo tardáis en revolver las sábanas en vuestro castillo imaginario…

Príncipes, que no van más lejos de ser sapos por mucho que les quieras besar, que te llaman a ti, princesa y te tratan como una puta.

Que te mereces mucho más que un príncipe para tu castillo, y la verdad que ahora más que un beso para despertar a la bella durmiente que llevas dentro, habría que darte una ostia para ver si eres capaz de salir de este cuento de hadas que no tiene final feliz…

¿Crees que en este solo hay príncipes de fachada? Te equivocas.

Princesas de noches en vela, que no se dejan de cuentos, te van contando historias que no tienen final, les gusta ser protagonistas pero no en tú cuento y le van creciendo los enanitos. Ni comen ni dejar comer. Princesas de días, divas de noche.

Se creen princesas cuando la corona se les cae cada dos por tres detrás cualquier lavabo. Se les llena la boca de hablar de amor cuando no saben lo que significa. De cama en cama y de castillo en castillo hasta que un día acaban como el jorobado de Notre Dame, dando la campanada en cualquier lugar…

Que triste que príncipes y princesas ya no son lo que eran, ni lo volverán a ser, porque ahora lo que se lleva es ser más bien un tronista de la sociedad. Como ya dije un día, cada vez somos más Mujeres, hombres y viceberzas… 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *