Partida importante de este ajedrez a escala real que acabamos llamando vida.
Moviendo los piezas acabamos poniendo en jaque a un rey que cada día que pasa tiene la partida más complicada.
Eliminamos peones que salen al paso para ganar tiempo mientras el rey se enroca en un poder que ya carece de sentido. Sorteamos medias verdades y seguimos jugando, porque lo nuestro no es querer matar a nadie sino poner en jaque a quien ya ponemos en duda..
Alfiles, más bien afines, que hacen diagonales desesperadas justificando lo que muchas veces no es justificable.
Se meten en una guerra que no tiene fin y acaban siendo un pieza más en la caja de la mentira. Pieza nula cuando le rebates con sentido lo que simplemente se justifica por rutina. Rey desprotegido, y seguimos jugando…
Torres, de poder, que se creen con palabras de Dios pero tienen la mente cerrada.
Solo son capaces de moverse en un sentido y eso al final hace que seas la pieza más débil de la partida.
No saber amoldarse a cada movimiento te hace presa fácil para quien ya sabe cómo y cuál es tu siguiente movimiento. Engaño silencioso metido en un sobre el blanco y una urna barata. Engaños de cuatro años…
Nos quedan ya solo caballos por derrotar, mueven los caballos de Troya, que esconden en cada movimiento la estrategia. Van saltando de un lado a otro para ver cuál es el sol que más calienta.
Siempre en medio de la jugada para saber qué camino les va mejor para no quedarse en la cuneta. Derrota rápida, ya que a veces no posicionarse nunca te acaba descubriendo las cartas que siempre llevas boca abajo.
Disparados a la mentira para ocultar la verdad. Sobornos baratos para chalets muy caros…
Y mano a mano, poco a poco nos quedamos delante de un rey que hace tiempo es rey sin corona.
No tiene el respeto de casi nadie y que es un títere más en la escala de la corrupción y la mentira.
Pero como la misma corona dijo en su día “lo siento no lo volveré a repetir”. No vaya a ser que acabemos en prisión por ejercer la libertad de expresión.
Jaque mate.