Podría decir que en realidad hablo de mil cosas en cada zancada. Incluso que cada kilómetro voy desgranado más y más nudos de mi mente pero la realidad es muy diferente…

La realidad es que no sé ni en qué voy pensando.

Cinco minutos después de las primeras zancadas mi mente deja de pensar y solo se limita a comentar las sensaciones de mi cuerpo.

Fusión de cuerpo y mente que deja fuera cualquier atisbo de pensamiento. Mente en blanco, solo mirar al frente para no pisar en falso y seguir el ritmo que me den las ganas….

Sufrir de felicidad. Encontrarme por dentro. Competir contra mí mismo, llevarme un poco más allá.

Lucha mental de quién no sabe lo que es perder en la batalla contra sí mismo.

Cada día que sales quieres ir un poco más allá, un poco más rápido, y lo que es mejor  aprendes a disfrutar de los días en los que incluso el ritmo es peor que levantarse de la cama con el pie izquierdo…

Qué te de la brisa en la cara y que la lluvia quite las penas.

Y es que correr no es solo pegar cuatro zancadas, es mucho más…

Para mi eso es correr…

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