Va llegando julio, ya está cerca el 16, y no es una fecha más en el calendario. Ya huele a pólvora en los corazones.
Que ya empieza a prender la mecha de la vida. Que se nota que la gente ya va encendida de felicidad.
Todo un año esperando ese momento de ver desfilar las mejores sonrisas, de reencontrar abrazos y fabricar historias en la página de un libro que ya tiene mucha historia.
Ya llega, el momento de dar fuego a la vida, de agruparse en familias postizas para cantar canciones al cielo mientras tiemblan las piernas y se rompen las gargantas…
Y es que el Carmen, no es una fiesta más, es un sentimiento. Es, más bien, una canción de cuna. O naces cangues o no intentes entender nada. Hay amores que no entienden de lógicas…
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No, no es simple ruido en los oídos. Es la descarga de los problemas, es soltar el lastre para que toque el cielo.
Es llamar a la puerta de los que siguen cuidándonos desde arriba. Es querer reventar el alma con cada tirada. Es ver la felicidad en otros ojos. Es soñar despierto.
Es…
Que se te ponga la piel de gallina cuando para los demás parece que se vaya acabar el mundo. Eso es el Carmen. Puro sentimiento acompañado de su mejor banda sonora.
Para mis amig@s cangueses…
Feliz año nuevo.