No se que tecla es la que toca cuando me mira pero me deja más afinado que nunca. Tiene el don de cantar canciones con la boca cuando se junta con la mía.

Me llena de acordes con una mirada perdida y me saca los mejores versos con las manos entre las mías. Ella, no es música es sinfonía inacabada, porque nadie sabe leer una partitura tan única como es ella…

No te confundas, que también a veces desafina, pero quizás por eso tiene ese ritmo que me encanta seguir y que no sale de mi cabeza. No es perfecta y no lo necesita.

Disco permanente en mi cabeza, con su nombre como título y sus ganas de portada. Ella tampoco sale de mi cabeza, porque es imposible sacar de la cabeza aquello que está agarrado al corazón…

Cada nota es una melodía diferente si se pierde en su sonrisa. Y no hablemos de si esa sonrisa es para mi…

Musicólogo que se quiere especializar en ella. Ni una más. Sin perderle ni el más mínimo detalle.

Haciendo que cada nota que sale de su boca sea lenguaje fácil para corazones mudos porque me hace vibrar hasta el rincón más remoto del corazón…

Ella es mi partitura, mi pentágrama, mi acorde o no se que es, pero no dejo de tararear su nombre…

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