De mí, estrellado por naturaleza y quizás también por vocación, a vosotros estrellas. Que es lo que sois.

Estrellas que deslumbran con la luz de otro, y en muchos casos, con ayuda divina, que hoy en día se llama don dinero.

Estrellas de las de verdad, de las que solo con el nombre ya van consiguiendo cosas.

Se creen que están avanzando en la vida, de meta a meta, cuando en realidad alguien les está moviendo la meta a delante de sus pies, que aún no saben lo que es sufrir por ir descalzo…

Los mismos que se atreven a dar lecciones de vida y de aprendizaje social de quien lo tiene todo a quien pelea por todo. Que tampoco saben del poder de decidir porque nunca han tenido que decidir por nada.

All in permanente en la vida y con fichas infinitas para jugar.  Se creen que marcan la ley, la vida. Se creen especie protegida, cuando por suerte ya son casi una especie en extinción…

[adinserter block=»3″]

De mí, estrellado por convicción. De pegar contra las paredes me han salido callos hasta en el corazón. Valoro más el tiempo que el dinero. Que me gusta más la vida, que la fama.

Me encanta compartir cuando tengo con quien. He paseado descalzo disfrutando de la vida como si llevara los zapatos más caros. Que si miro atrás me sigo reconociendo, y eso no pueden decirlo muchos.

Me gusta ver mi sombra para saber que siempre tengo los pies en el suelo. Soy un estrellado de la vida…  

Y que algún día este estrellado acabará viendo como esas estrellas, fugaces, pasan de largo por la vida, sin dejar nada en ella para recordar y entonces pasaran de estrella fugaz a siniestro total…

La fama es efímera, la gloria es eterna. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *