Poner los cimientos de la debilidad. Sentirse fuerte solo debajo de las sabanas. Empezar una relación donde suelen forjarse muchos finales felices…
Empezar la casa por el tejado o lo que es lo mismo, empezar a conocerse después del cigarrillo a posteriori. Hemos cambiado la manera de construir, antes lo primero era llamarse amigos para después ir un paso más allá. Ahora quién te llama amigo a eliminado cualquier posibilidad de juntarse en una cama.
Friendzone, otra manera de usarte como colchón. Palabra clave para evitar perder lo que no se valora pero sí se necesita. Palabras en código morse, señales intermitentes que no te dejan avanzar pero tampoco quieren que salgas por la puerta de atrás…
Ahora somos más de empezar la casa por el tejado y entonces llegan los problemas de estabilidad, se empiezan a caer los pocos ladrillos que había puestos y las cosas ya no son lo que prometían. Demasiados problemas de entendimiento en el paraíso.
Soledad sentida en lo que creíste que era tú propia casa. No hay peor sensación que darse cuenta de que al final no conoces a la persona que tienes delante. Sexo salvaje cada noche para salvar las dudas que llegan todas las mañanas y así, un día tras otro, una noche tras otra hasta que uno de los dos aprieta el botón y todo salta por los aires…
Demolición incontrolable y mucho más que probable de una casa que había empezado por el tejado. Que todo tienes sus pasos. Hoy en día la gente se apura demasiado a todo. No se pierde tiempo en conocer a quien metes en las sabanas y al final en esta ruleta rusa de escoger amor por el nivel de la cama, te acaba explotando en la cara…