Que llegó agosto. Llegó el momento de ir descontando días para San Roque.

No es una fiesta más. Que no te engañen con que son cuatro días de fiesta en otro prao más. Porque praos con fiestas hay muchos, pero con magia muy pocos.

Comienza la chispa con el día de peñas. La gente se viste con sudaderas de distintos colores, pero todos con el mismo sentimiento debajo.

Ese día la gente regala sonrisas y abrazos que no tienen prisa. Sobran ganas de pasarlo bien. El corazón se agita a ritmo de charanga. Manos arriba y abajo, y siempre con un vaso debajo.

Marcan las horas y el ritmo de la felicidad con cada canción. Son culpables de que muchas gargantas que no se han pronunciado en todo el año se rompan de cantar canciones a la luna…

Otro rollo es pisar el prao de San Roque, que lo pisas y los problemas los dejas atrás. En ese prao he visto más historias de verdad que en el mejor libro de la historia.

He visto con mis propios ojos besos que fueron amores eternos. Y otros que pudieron ser lo que nunca fueron. Broncas de día y reconciliaciones de noche.

He visto bailar distintas generaciones de la mano. Sin importar si el ritmo era el adecuado. He visto un coro humano cantando canciones con el alma a las 6 de la mañana.

Peñas que más bien son hermanos de otras sangres y hermanas de otras vidas. Peñas que son el diván de muchos altibajos que acaban saltando de felicidad.

Ojos distintos que iluminan de felicidad un campo lleno hasta la bandera. Y es que en ese prao, se han pasado muchas paginas y se han quemado otras muchas. No podían tener un final mejor para empezar a crear otros cuentos…

He disfrutado con cada amistad nueva, que surge por casualidad entre pase y pase de la orquesta y que tiene la suerte de ser banda sonora de cada historia.

Que San Roque no necesita ser declarada de interés turístico Nacional. San Roque es mucho más que una verbena para atraer turismo.

Tienes que estar aquí para saber qué está magia no tiene truco ni existe mago que la pueda imitar.

Tienes que sentir en tus propias carnes lo que es subir al prao una noche sin ninguna historia y acabar bajando de día con un álbum de recuerdos que no necesitan foto para recordarlos toda la vida…

Que esos días ni el sol es capaz de marcar bien las horas, que nadie quiere que termine…

Viva San Roque, Viva Tineo

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