Salir. Saltar. Soñar. Sufrir. Vivir. Sentir. Pero sin el resguardo de nada. Arriesgar a ir solo. Salirte de la manada para poder crecer. Para saber lo que eres capaz de hacer, porque ahora mismo quizás dudo demasiado de lo que puedo hacer.
Me han bloqueado con demasiados quizás que siempre tenían algún pero. Me he frustrado de intentar convencer de lo que hago o puedo hacer.
He pasado de dudar de todo, a ponerme en duda. Y quizás es el momento de apostar por mí, sin girar la cabeza por mucho que el pasado me tenga muy presente…
Sin parar, sin miedo y sin prisa. Sin la necesidad de ese empujón que yo siempre doy y que a mí nunca me llega. Porque soy el animador más feroz en la fiesta de otros.
Y en la mía casi siempre me toca aplaudirme solo. Demasiadas dudas, las que tengo y las que me van contando, o quizás solo es que me las voy imaginando…
Esfuerzos inútiles a ojos de los demás, esfuerzos increíbles para quien tiene que lidiar con todo lo demás.
Ya lo dice la frase “Nunca bases tus decisiones de vida, en consejos de personas que no tienen que lidiar con los resultados.”
Y en ese punto estoy, en que quizás lo que me sobran son palabras y lo que necesito es empezar a ver actos. Realidades y palabras que vayan acompañadas de hechos…
Porque tú ya no das para más y yo no estoy para menos. Mañana será otro día. Nunca llueve a gusto de todos, pero yo últimamente estoy harto de tener que cargar con el paraguas.
Vendrán tiempos mejores, y sino tendré que empezar a inventarlos. Porque carpe diem es lo que haces, y no solo lo que dices que vas a hacer.