Que hay mucha diferencia entre los que pronuncian el verbo amar y entre los que lo saben conjugar bien. Que no es lo mismo querer mucho que bien, que la calidad no va en la cantidad.
Que existen muchos que conjugan amar únicamente en primera persona del singular y acaban queriendo(se) demasiado para compartir(se) con nadie.
Bienvenidos al egoísmo moderno de querer…
Amor egoísta, la nueva moda de la actualidad. Que hoy el «YO» es mucho más importante que el «NOSOTROS». Que nos empeñamos en dejar atrás la reciprocidad de los besos en la boca.
Que seguimos jugando a amar en pretérito imperfecto y en futuro simple, en este caso demasiado simple, Amaré…
Y siendo el condicional compuesto lo más importante. Yo habría amado si…
Siempre con una condición. Condiciones para amar. Reglas escritas para un tal cupido que ya no sabe si es arquero del amor o buscador de corazones por encargo. Fast love.
Y rápido es lo que se olvida el verbo amar. Que yo soy siempre de amar(te) en presente, de borrar el pasado sin ti y de vivir el futuro contigo…
Yo amo. Del verbo, de amar en presente y sin futuro, más pendientes del hoy que del mañana, que ya nos dirán los besos cuando tenemos que parar.
Y que no se te olvide que el amor no tiene más tiempos verbales que cuando nos cogemos de la mano. Yo (te)amaré, también en futuro…
O más bien (te)amo.