Era de esperar, que el mundo no pudiese verte con los ojos que te miro yo.
Era de esperar, que nos empezaran a confundir los días de tanto engañar los sentimientos cada noche entre las sábanas.
Quizás no entendimos bien el juego y acabamos echándonos de menos en distintas camas. Nos creímos reyes del deseo entre tanta sonrisa que juramos que no iría nunca más lejos de juntar los cuerpos cuando la sed tocaba alguna de las bocas…
Nos confundimos, y una vez metidos en el paraíso le quisimos poner límites. Se nos fue de las manos y el vuelo ya era tan alto que se nos olvidó pensar en la caída….
Nos dejamos llevar y acabamos sacándonos fotos en el infierno con la sonrisa en la boca. Reventando los mitos en la cama y creando cuentos en los que nunca jamás no era un país para nosotros.
Éramos más que Peter Pan y Campanilla . Éramos de romper los cuentos y crear historias de verdad. De comernos la boca en cualquier rincón. De follarnos la mente con un par de miradas y acabar jodiéndonos a golpe de sonrojos…
Éramos lo que todos no acaban de creer, intentaban rompernos la cabeza con historias del que “dirán”. Y es que se empeñaron tanto en jodernos la vida que al final nos dieron más ganas de seguir.
Nos dieron el arma perfecta para seguir montando un puzzle que lleva años encajado a la perfección…
Y es que ya lo dice la canción, Nothing else Matters, no importa nada más…
Y es que no me importa nada más que tener tus ojos clavados en los míos cada noche y cada día…