Si, ojalá. Que todo el mundo se diera cuenta de lo que somos. Nos enganchamos a cuatro caracteres bien tirados sin saber si detrás existe alguna verdad que lo justifique.
Se ha perdido ponerse colorado con el primer «Hola».
Que hemos desvelado el secreto de un truco que mantenía algo de magia, y no era otro que buscar la frase para romper el hielo. Hemos perdido la magia de conocernos…
Ojala se prohíba WhatsApp. Para ver la cantidad de gente que al final con todo que no escribe no te dice absolutamente nada. Pierde el interés después de cuatro o cinco palabras a la cara.
Que la mejor conexión es encontrar la complicidad en la mirada. Eso es felicidad y no un emoticono que quiere suplantar las sonrisas de la cara. WhatsApp te de margen de maniobra cuando te han pillado en tal renunció que no te salen ni las palabras. Te da la posibilidad de reconstruir errores con el bisturí de la mentira.
Hoy, se mide el deseo y el interés por el rato que se demora uno en contestar. Dejarte en leído es prácticamente sinónimo de derrota pero luego en el cara a cara ninguno de los dos sabe decir nada ni hacer nada.
Ojos en blanco y dedos paralizados porque ya no estamos acostumbrados ni a mentirnos a la cara.
Odiamos la mentira pero nos encanta que nos regales los ojos con alguna frase especial en el estado de WhatsApp…
Lanzamos emoticonos de besos que nunca daríamos y de corazones que nos traen sin cuidado, si se rompen o no. Mensajes de las tres de la mañana que no son más que una prueba más del poco cariño que nos tenemos.
Diez mensajes más allá y después de ver quién es que cede primero, el amor vuelve a la mesa de juego para seguir jugando a la ruleta del amor. Amor tirado en cubiletes llenos de alcohol del caro y cariño del barato.
Poderes absurdos para ver quién es más independiente sin el otro, cuando ambos sabemos que nos morimos por juntarnos en cualquiera esquina… WhatsApp cada día el lugar idóneo para enamorarse hasta que la última conexión te acaba jodiendo la vida.
Whatsapp que no es que la última batalla de Tkm vs amor.