Escondido como quien sabe que su vida no depende del destino..

Allí metido pensando y repasando los motivos por los que escribo. Hace años que no sé ni dónde vivo porque mi cabeza es cada día un puto tiovivo…

Arriba y abajo ellos ven un juego en el que solo corren a destajo, no saben que detrás de cada verso hay mucho trabajo.

Arriba y abajo, cada vez que salgo de la cueva me llaman el hombre del fracaso, como si ellos no viviesen siempre cuesta abajo.

Arriba y abajo los mismos que siguen por las esquinas llorando a destajo para que alguien les de algún atajo…

Puñado de niñatos que ya no saben ni coleccionar fracasos.

Me llaman cromañón y no saben que yo soy el hombre y ellos carne de mi cañón.

Los vi llorar por no tener donde vomitar todos esos cubatas que usan para ligar.

Las vi soñar, imaginando que músculos tenían que tocar antes de marchar.

Y les vi criticar a quien hoy no dejan de felicitar. Se llama mediocridad no saber lo que te da felicidad y querer que otros se pudran de infelicidad..

Y yo aquí sentado mientras el mundo que vivo lo veo cada día más resquebrajado.

Escribiendo verdades para todas la edades. Seguiré esperando hasta que alguien un día me de la mano y me diga que el día ha llegado.

Que tengo el destino firmado. Y el infierno pagado…

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