Soy muy de piel. Muy de sentir las cosas a quemarropa. De no hacer caso a la cabeza, y jugármela siempre a golpe de corazón. Soy de los que se le eriza la piel cuando son tus ojos los que me miran. De sentir, como tus besos me traspasan hasta donde nunca nadie había llegado.
De despertarme en medio de la noche, cuando compartimos cama, para
entender que a veces se sueña mejor despierto que dormido. Soy de sentir como se me acelera el pulso cuando estoy contigo, y como se para cuando te
alejas.
Como si mi propio cuerpo entendiera como te ven mis ojos. Ese momento en el que parece que la cabeza y el corazón hablan el mismo lenguaje, pero no entienden porque a veces no volvemos a la misma cama. Soy de los que se resquebraja por dentro y se pone a llorar por echarte de menos, por no poder estar donde se que soy más feliz.
Soy de cerrar los ojos para encontrarte cuando no estas, para sentirte más cerca, porque es el único momento del día en el que encuentro la paz.
Soy de sentir, de sentirte bien cuando estas, de no querer que los días se acaben jamás cuando paseamos de la mano por esas calles que tanto echo de menos.
Soy de dormir bien, cuando estoy contigo, porque mi mente sabe que una ahí, no le hace falta soñar. Soy de reír a carcajadas con tus locuras y de hacerte reír con las mías.
Soy de los que no entendía nada del amor, hasta que llegaste a enseñarme cada día lo bonito que es querer y que te quieran con el corazón en la mano. Que sé que mi corazón está siempre muy bien cuidado cuando son tus manos las que le cuidan.
Soy, un afortunado de poder tener una compañera de vida, como tú.