Dice la leyenda que existe un hilo rojo que te une a una persona, aunque no la conozcas, que es como un destino planificado que ni siquiera el propio cupido conoce.

Dice la leyenda que ese hilo te une al amor de tu vida, a la media naranja, eso lo dice la leyenda…

Y las leyendas han perdido toda la credibilidad que les quita el propio presente. Yo he visto millones de hilos rojos por el aire, pero porque se han roto de tanto jugar al ratón y al gato.

Se han roto de tanto esperar el momento perfecto, el lugar adecuado y la persona que cumpla todos los requisitos que un día te tomaste la libertad de exigir. Y no conozco hilo que sea tan resistente como para aguantar el peso de tanta exigencia…

Deja de esperar a que los hilos rojos lleguen de la nada, de llorar al destino y de agarrarte a la leyenda como quien se agarra a un clavo ardiendo.

Quizás esperas que el final sea feliz cuando ni si quiera estas peleando porque el hilo no se te escape de las manos.

La vida no regala hilos rojos que se conectan solos. La vida no espera por nadie ni va a buscar a nadie, si quieres algo persíguelo, si deseas algo esfuérzate y si quieres el amor, búscalo y trátalo como se merece.

Sin exigirle nada más que eso. Amor. Porque hay mil formas de demostrarlo y no todas tienes que ser como tu esperas o quieres esperar…

Pero si lo vas hacer, hazlo de verdad, siendo sincero contigo mismo, aceptando que los hilos se rompen y que sufrir es una condicional adicional que nadie te da por escrito.

“Quien no sufre no siente y quien no siente, no vive”

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